Bienvenidos. Pasen sin llamar.

Hay cuadernos llenos, hojas que amarillean, portadas que se arrancan. El desorden de las notas en servilletas, de los versos que se intentan atrapar aunque sea en un post-it. Hay mucho por mostrar, por revelar. Está latente.
Me decido por fin a compartir buena parte de los numerosos renglones que se quedan sin musicar.
Adelante. Y por favor, no cierren la puerta al salir.

domingo, 1 de agosto de 2010

DE SEDA Y AZAHAR

Cojo tu mano. Vámonos de paseo. Serás tu quien me lleve, con los ojos cerrados, a todos los lugares a los que andas volviendo desde que no miras ni hablas. Tú aprietas la mía. Supongo que es un sí.
A mi hermana y a mí nos cuelgan las piernas sentados sobre el asiento trasero de un seat ronda, que se detiene ante la fachada de la última casa del carril. En el suelo conviven en simétrica vecindad el chinarro y el cemento cuarteado. Tras una persiana azul (perdona si coloreo algún recuerdo, pero es tarea de un escritor embellecer lo vivido aunque no siempre se haga honor a la verdad) hay una puerta que apenas se abre, y otra metálica que es por la que solemos entrar. Retengo cada llegada a la casa de la huerta como un ritual de domingos luminosos. Alguien abre la puerta metálica (en mi álbum particular esta instantánea corresponde generalmente a mi padre), y tras acoger la calurosa bienvenida de Trotsky, un precioso pastor alemán que pasaría el final de sus días a tres patas, avanzamos por el camino moteado de flores secas que incesantemene caen de las bogambillas. Ésta será la primera tarea, barrer el festival de pétalos violáceos que cubre el suelo.
No sé bien si a mi llegada tú ya estás ahí o no, pues esta escena que ahora repasamos está carente de temporalidad. Son años condensados en un corto primer acto, el de mi infancia. Tan pronto me veo recorriendo estos primeros metros en pantalón corto y cabello cortado al estilo príncipe valiente (aún no entendían de sexo los peinados que por entonces lucíamos mi hermana y yo), como enfundado en un chandal de color fosforito y con los pelos de punta. Y es que al principio sí habitabas allí, cuando sobre alguna mesa descansaban un ventolín y un paquete de tabaco negro; cuando el primer beso era para él, y nos pinchaba con su incipiente barba blanca. Después él se marchó, llevándose consigo los pictolines y su mirada pequeña de ojos hundidos, y tú comenzaste a llegar allí como nosotros, de visita.
Ya tengo en mis manos una pelota. Comienzo a jugar con ella, haciéndola rebotar contra la pared de la fachada. Al rato se unirán mis primos al juego. Son tan pequeños, que inevitablemente me convierten en el líder de esta tercera generación que juega en el carril. Con ellos como séquito exploraré los bancales, descubriendo que la blancura del algodón es de todo menos inofensiva, o aprenderemos a hacer barcos con las hojas del panizo, esperando ansiosos que el agua comience a recorrer los regueros y los arrastre por los confines de este mundo para iniciados en el que nos iremos sintiendo importantes. En ocasiones, yo mismo acompañaba a mi padre a obrar el milagro, recorriendo la senda que discurría paralela a la acequia, al final de la cual se encontraba el tablacho que él levantaría para provocar la inundación. Para entonces yo sabía poco del mar ni del tal Zeus, pero sabía que si existía un dios para las acequias y los ríos, ése era mi padre.
Fue recorriendo esa senda como descubrí el sabor del fruto de las moreras y el manjar que sus hojas suponían para los gusanos de seda en primavera; que allí donde terminaba había otro árbol que sangraba leche al arrancarle el fruto; que si pasabas mucho rato bajo sus ramas te picaba todo el cuerpo, y que los higos que mi familia saboreaba con tanto gozo pertenecían a una tal Rosario. Ese camino era algo así como los mares fueron antaño para los navegantes, una ruta hacia los confines, más allá de los cuales debía haber acantilados, precipicios a otros mundos o al temido infierno. La acequia nos fue presentada como un cauce peligroso, cuya corriente podía arrastrarte bajo tierra y hacerte desaparecer para siempre engullido por las entrañas de la huerta. Descubrimos así que había límites, más allá de nuestra osadía infantil, y que el mundo pertenecía a los adultos, quienes lo conocían bien y nos protegían de los riesgos que comportaba moverse por él con tal dosis de ingenuidad.
Eran tiempos de permanentes en el pelo y grandes bigotes; de arroz y conejo y rábanos recien cogidos. Eran los primeros veranos, con sus tardes a la fresca en las que la decisión más grave por tomar era si la horchata la preferías de chufa o almendras y el corte de helado de turrón o tuti fruti. De una palmera a otra cruzaba ocasionalmente una rata. No puedo confirmar que alguna vez fuera alcanzada por aquella fascinante escopeta de perdigones, pero intentarse se intentó, para susto de alguna de las féminas del clan. Otra máquina cautivadora era la vieja bici de carreras arrumbada en aquel cuarto al que apenas se accedía, donde envejecía junto a otros enseres que en su día pertenecieron al abuelo.
He de soltarte la mano un momento, pues las necesitarás ambas para hacer una de tus tareas predilectas: rociar con cubos de agua la entrada de la casa para restarle calor a la tarde. Pero una vez dejas el cubo en su lugar, te la vuelvo a coger para retomar el paseo hasta el patio trasero. Hagamos el recorrido en sentido inverso a las agujas del reloj. De esta manera pasaremos en primer lugar por las conejeras, nos detendremos justo a las doce en el enorme horno de leña escoltado por el macetón de guindillas, y cuando estemos a punto de cerrar el círculo, cruzaremos la entrada al jardín. Ni me alcanza la memoria, ni creo que consiguiera inventariar aquel sinfín de especies vegetales salvo que para entonces yo hubiera sido capaz de escribir cómo ahora en vez de atrancarme en las primeras lecciones de la cartilla de lectura. Pero sí sé, hoy lo entiendo, que fue entonces cuando cayeron dentro de mí algunas semillas y se sembraron nombres que con los años germinarían y se me harían familiares: petunias, pensamientos, geranios, begonias, azaleas, claveles, rosales, hiedras, galán de noche... De todas las raíces que aferran mi vida al suelo, ésa es la que bebe de tí como de un manantial subterráneo. Tú eres todas y cada una de las flores. De tí heredo la necesidad de un balcón o patio con macetas allí donde mi existencia se va volviendo sedentaria por etapas. De tí el gusto por observar las plantas día a día, alimentándolas y constantado su desarrollo lento a través de las estaciones. Me alegra saber que la última conversación que mantuvimos fue acerca de en qué jarrón quedaba mejor ese ramo que te traía para festejarte el santo. Gracias, virgen del mar.
El interior de la casa lo asocio al invierno y al crepitar de las llamas en el hogar de la cocina; a las sobremesas viendo Los Diminutos o Calimero, mientras los mayores arreglaban el mundo a sorbos con el Frangélico. Tú fuiste siempre de pocas palabras, pero no por ello carente de criterio. Esto último lo descubrí años después, viéndote insultar frente al televisor al enano con bigote y a otros nuevos fachas disfrazados de corderos, o haciendo la crónica de cada éxito deportivo de tu Madrid, Induráin o Rafa Nadal. He conocido a pocas personas de edad avanzada que siguieran con tanta pasión el deporte. De hecho, no hace tanto que se te podía ver en la grada del Palacio de los Deportes como a un hincha más del CB Murcia. Pero volviendo al interior de aquella casa, he de reconocer que salvo a la cocina y a la salita contigua, jamás presté especial atención al resto de la vivienda. Ya de adulto, he tratado de reconstruir aquellas habitaciones dentro de mí como el marco de escenas relatadas por mi padre y que versaban sobre noches de estudio y costura, a la luz de un candil, quinqué o similar. Van siendo varias las camas que me han amortiguado tus cojines...
Y éste es nuestro secreto, abuela. Lo que sucede cuando entro en la habitación 709 y te cojo la mano derecha, la que aún sientes. Esto es lo que hacemos disimulando con nuestro mutismo: pasear por el lugar al que tú ya has vuelto una vez destruído el calendario. Recrearnos en la postal que te hace eterna dentro del intervalo finito de mi existencia. Acariciar la raíz, saberla fuerte, y sentirnos parte diminuta del universo y su historia inconclusa en la que nuestras vidas no pasan de ser una mera anécdota.

(dedicado a la abuela Carmen)

pd: deseo un buen mes de agosto a todos los lectores de este blog. Bajo la persiana hasta septiembre. Muchos besos...

lunes, 28 de junio de 2010

DESPIDIENDO LA TEMPORADA


Durante las últimas fechas he ido dando conciertos en numerosos lugares por los que he pasado más de una vez durante el presente año. Tras esta última visita, queda en la boca cierto sabor a despedida. Es el final de curso.
Con el sobre que guarda tus calificaciones en la mano, vas diciendo adiós a la gente que te acompañó esta temporada. Es hora de hacer balance, de evaluar resultados; prepararse bien las asignaturas pendientes de cara a la convocatoria de septiembre. Y sobre todo, pensar en las vacaciones.
Para que estas lleguen, bajo el nombre propio de Agosto, aún ha de transcurrir Julio, un mes que se viene movidito.
La primera quincena me llevará a rematar la faena en Madrid, y tomar el fresco aire pirenaico. La segunda, cuya hoja de ruta aún está por completar, me transformaré en CANTAUTOR DE ALTERNE y la pasaré en compañía de mi inseparable Juanito (más conocido como JASS), recorriendo la cornisa cantábrica y Galicia. Pero de eso ya hablaremos dentro de unos días.
Os espero, para decirnos hasta luego.







David Moya
Proyecto Jass

jueves, 01 de julio de 2010 21:30 - 23:30 CEST

EL QUINTO PINO
C/ Chiquinquirá esq. Nevado del Cumbal (Salida 5 M-40, Hortaleza) .. Mar de Cristal
MADRID ESPAÑA 28000


David Moya, Proyecto Jass y Jorge Castro

viernes, 02 de julio de 2010 21:30 - 23:30 EDT

SALA CHÉ GUEVARA
(Rivas Vaciamadrid)
Madrid España


David Moya y Rocío Ramos

martes, 06 de julio de 2010 21:30 - 23:30 CEST

DAVID MOYA EN LIBERTAD 8
c/Libertad, nº 8.
Madrid Madrid


David Moya

jueves, 08 de julio de 2010 22:30 - 0:30 CEST

LA FADA IGNORANT
C/Fiter I Rossell 2 Baxos
Andorra La Vella Principado


David Moya en la Trovada de Cantautores

sábado, 10 de julio de 2010 19:00 - 22:00 EDT

BESCARÁN (en la PLAZA)
(Cerca de la Seu d'Urgell). Valls de Valira, Lleida. España 25719



lunes, 14 de junio de 2010

Pasaporte para el reencuentro

Son sin duda las primeras horas las que dotan a los lugares de una atractiva singularidad. La luz, el viento, los aromas, el acento en el habla de las gentes...

Te embriaga la emoción de una página en blanco, la tentación de dejarte llevar y fluir como un leucocito más del sistema circulatorio local, transportando oxígeno inmaculado por sus calles y plazas hasta que el aire vuelva a enrarecerse, señal inequívoca de que llega la hora de la partida.

Para entonces, te habrás bebido hasta la última gota del mágico elixir del reencuentro y, con el vaso vacío, volverás a llenar una mochila con ropa sucia. Se dispondrá tu memoria a seleccionar las postales que algún día revelarán tu mano o tu voz, cuando el tiempo haya obrado implacablemente sobre los recuerdos hasta determinar los que son dignos de tal proceso.

... y será justo después, en el purgatorio de cabinas y vagones, cuando obtengas de nuevo un pasaporte para el reencuentro.
Barcelona, 13 de junio de 2010.

lunes, 7 de junio de 2010

JUNIO (ON THE ROAD AGAIN 2)


LUNES 14 DE JUNIO
"DAVID MOYA EN BARCELONA"
L'ASTROLABI
C/ MARTÍNEZ DE LA ROSA, 14
ENTRADA LIBRE.



MARTES 15 DE JUNIO
"LOS MARTES DE AMCA"
DAVID MOYA, JESÚS CUTILLAS,
MENTA BOWLES Y LOS HERMANOS COPÉ
CAFÉ ITACA
C/Mariano Vergara, 6.
22H. entrada libre
MURCIA

DOMINGO 20 DE JUNIO
"DAVID MOYA Y MARWAN "
LA BOTICA
C/CAÑÓN, 5.
Entrada: 8 euros (con consumición)
MÁLAGA
VER VÍDEO "EL ÚNICO PIRATA"
http://www.youtube.com/watch?v=OZwpJmRpOjo&feature=player_embedded

JUEVES 24 DE JUNIO
"MARWAN EN CÁDIZ"
(Artista invitado: DAVID MOYA)
SALA W
entrada: 8 euros
avda. de Portugal, 30

VIERNES 25 DE JUNIO
"DAVID MOYA Y LUIS QUINTANA"
CAFÈ DE ALBA
22 30H.
frente al jardín de la Seda. San Antón
ENTRADA LIBRE.
MURCIA

SÁBADO 26 DE JUNIO
"DAVID MOYA Y LUIS QUINTANA"
TEATRO BAR UTOPÍA
c/ Velázquez, 7.
Alcantarilla
22 30h
ENTRADA LIBRE
MURCIA

JUNIO (ON THE ROAD AGAIN)

Llega el verano. Con el asfalto y el metal de las vías al rojo vivo, el marcador vuelve a correr a todo trapo. Así será este mes de junio. Espero encontraros en cualquiera de los lugares señalados para compartir lo que ya se va convirtiendo en un modo de vida.
MIÉRCOLES 9 DE JUNIO
"CANTAUTORES DE ALTE
RNE"
(DAVID MOYA Y JASS)
SALA BARCELO
NA 8
21 30. 5 euro
s.
MADRIDSÁBADO 12 DE JUNIO
"DAVID MOYA E
N GETAFE"
CERVECERÍA LA ABADÍA
Centro Comercial Getafe 3, Avda. Juan Carlos I, s/n.
ENTRADA LIBRE
Getafe (MADRID)

lunes, 10 de mayo de 2010

Loving Strangers (in Rome)

Hoy la cosa va de cine. Medem lo ha vuelto a hacer, señoras y señores. De nuevo, y esta vez de una forma bastante literal, ha desnudado al ser humano para dejarlo indefenso por la jungla de sus sueños y fantasmas. Les propongo un viaje a Roma, silbando una melodía de Russian Red.

Loving strangers (autora: Russian Red)
(pinchad aquí para ver trailer de la película con la b.s.o.)
http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100423/loving-strangers---russian-red---bso-habitacion-roma/753347.shtml

I’ve got a hole in my pocket
where all the money has gone
and I’ve got a whole lot of work
to do with your heart
cause it’s so busy, mine’s not

Loving strangers, loving strangers,
loving strangers, oh…

It’s just the start of the winter
and I’m all alone
and I’ve got my eye right on you
give me a coin and I'll take you to the moon
give me a beer and I’ll kiss you so foolishly,
like you do when you lie, when you’re not in my thoughts,
like you do when you lie and I know it’s not my imagination

Loving strangers, loving strangers,
loving strangers, oh…

_______
Quedarse atrapados en un habitación, en un intervalo de tiempo. Sentir lo más intenso que cada uno recuerda, hasta dejar de valorar si es real o no. Saberse de piel y saliva, de sombras y olor. Amarse extraños...
Toda una era en una noche y todo el miedo al despertar. Temblar de dolor y amor a la vez, repitiendo adentro que no puede ser verdad mientras afuera se funden los cuerpos. Dejar de tener control sobre lo secreto, hasta inflarse y hacerse ineludible, imposible de obviar...
Amar a un extraño, y saber que así es. Tan claro y cristalino que no se puede negar. Amar a una extraña, sin lógica, sin argumentos. Porque sí, y a pesar de los pesares. Vestir de blanco el desnudo y dejar desnudo el futuro, en blanco. Sacrificar el mañana para serlo todo hoy, en un instante...
Amar a un extraño que te mira con ojos nuevos, que te besa con labios a estrenar; inventar caricias, regalarse lágrimas. Cupido y Afrodita muertos de risa en una esquina, y Chronos en su lecho de muerte.
Dos extraños se aman extrañamente; una vez amantes, se extrañan porque se aman más y más. Y regresan a hurtadillas, cada uno cuando lo precisa, a esa habitación donde todo es posible simplemente por el hecho de haber dejado que ocurra.

lunes, 26 de abril de 2010

SUCEDE


Se trata de una compleja concatenación de sucesos. Pero ocurre.
Todo comienza con una llamada teléfonica, de la que se obtiene fecha y lugar. A esta llamada inicial, seguirán tres más, o en su defecto, se iniciará una cadena de mensajes vía correo electrónico. Conociendo el día y el campo de batalla, se trata pues de reclutar a la tropa. Pero que por la cabeza de nadie pase la idea de que me refiero a un alistamiento mercenario. Ni mucho menos. Los elegidos son la guardia pretoriana, el séquito más fiel y valeroso. Condecorados en intensidad, artificieros de sensaciones.
Habrá entonces una o dos reuniones, para repasar la estrategia y reforzar la moral de la tropa, que se conjurará de madrugada a la espera de la hora H. Entre tanto, radios, diarios y soportes digitales se irán haciendo eco del evento, calentando el ánimo del populacho e invitándolos a una especie de levantamiento civil. La suerte está echada.
Horas previas. Reunido el escuadrón en el espacio donde todo ha de acontecer, ponen a punto sus armas solventando imprevistos que puedan dar al traste con la misión. Con la certeza de que todo está a punto, se retiran a intendencia para realizar un aprovisionamiento rápido. No es cuestión de desfallecer en mitad de la contienda.
Y sucede, con toda la magia y el brillo de los momentos que saben a primera vez, aunque sea la enésima. Cuatro chasquidos de madera y declara la guerra un Mi mayor, esparciendo su metralla por la sala. La insurrección popular se va fraguando y de sus gargantas arrancan los primeros disparos, que alternando con palmas y acompasados movimientos corporales, harán sentir a los de arriba que no están solos en esto. Ni mucho menos.
Durante una hora y media o tal vez más, se libra una feroz batalla por sacarle brillo a la noche, por hacer de las horas un pasadizo a lo ingrávido. Variará el compás haciendo sentir el vaivén del oleaje hasta desembarcar en orillas paradisíacas, libres de lo innecesario, conectado cada cual con su raíz. Y cuando el apático y miedoso enemigo se arrodille suplicando clemencia, asestaremos el golpe final, alentados por el clamor generalizado de cuantos se han unido a la causa.
Así sucede, señoras y señores. Muchas batallas simultáneas tienen lugar en diferentes escenarios cada noche, y numerosos son los valientes que se suman a estas revueltas, con la esperanza de someter durante un par de horas a los fantasmas que amenazan día a día con tildar de mediocre el fenómeno único de la existencia. En mi caso, al menos, ésta es la dimensión que cobra cada actuación. Y tengan por seguro que sentirse escoltado ante tamaña empresa por quienes hacen suya la bandera de tus creaciones, no es privilegio que deba ser pasado por alto.
Y es que, para rescatar la magia, un servidor lo tiene claro: me encomiendo a los Agentes de la Dinámica.